sábado, 25 de octubre de 2008

El convenio

Todo empezó en el 2003, cuando se empezó a hablar de que era necesaria la creación de un convenio para regular la actividad arqueológica en Galicia. Los trabajadores se reunieron, eligieron un grupo de representantes para que negociaran con los empresarios quienes, a su vez, crearon una asociación para agruparse.
Después de penosas negociaciones, reuniones de un lado y del otro se llegó al punto en el que estamos ahora. Por fin, un borrador dado por los empresarios en el que se aceptan muchas de nuestras peticiones pero faltan otras que a algunos les parecen importantes. De todos modos, como por fin se garantizan unos mínimos hoy, 25 de Octubre de 2008, los trabajadores presentes en la reunión aprobamos que se dijese que si a ese convenio aunque con tres salvedades de matices. Esperemos que los empresarios acepten y, por fin, tengamos el I Convenio de arqueologia de Galicia.
¡Enhorabuena a todos!

domingo, 19 de octubre de 2008

Vercingetórix


Ya que el otro día hablamos del sitio de Alesia hoy vamos a hacerlo sobre el guerrero galo que encabezó aquella gran lucha contra los romanos.

Vercingétorix nació en una fecha desconocida, cerca del pueblo galo de Nemossos (Clermont-Ferrand, Auvernia) siendo hijo de Celtillos, Rey de los Arvernos, uno de los más poderosos pueblos galos tradicionalmente opuestos a Roma.

En aquella época la Galia Cisalpina y la Narbonense estaban bajo dominación romana. Aquitania, Bélgica y la Céltica (categorización grecorromana completamente extraña a las diversas naciones galas) eran territorios en donde residían pueblos galos de diversa importancia y no se encontraban aún sometidos a la autoridad de Roma. Los Helvecios jugarían un papel determinante en el comienzo de la Guerra de las Galias, al desencadenar una migración ("forzada" por la presión germánica creciente) hacia el pago Saintonge después de haber quemado sus tierras, bajo el rey Orgetorix.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El sitio de Alesia


Alesia estaba situada en la cima de una colina rodeada por valles y ríos y contaba con importantes defensas. Dado que un asalto frontal sobre la fortaleza sería suicida, César consideró mejor forzar un asedio de la fortaleza para rendir a sus enemigos por hambre. Considerando que había cerca de 80.000 hombres fortificados dentro de Alesia junto con la población civil, el hambre y la sed forzarían rápidamente la rendición de los galos. Para garantizar un bloqueo perfecto César ordenó la construcción de un perímetro circular de fortificaciones. Los detalles de los trabajos de ingeniería se encuentran en los Comentarios a la Guerra de las Galias de Julio César y han podido ser confirmados por las excavaciones arqueológicas en la zona. Se construyeron muros de 18 km de largo y 4 metros de alto con fortificaciones espaciadas regularmente en un tiempo récord de 3 semanas. Esta línea fue seguida hacia el interior por dos diques de cuatro metros y medio de ancho y cerca de medio metro de profundidad. El más cercano a la fortificación se llenó de agua procedente de los ríos cercanos. Asimismo, se crearon concienzudos campos de trampas y hoyos frente a las empalizadas con el fin de que su alcance fuese todavía más difícil, más una serie de torres equipadas con artillería y espaciadas regularmente a lo largo de la fortificación.

La caballería de Vercingetórix a menudo contraatacaba los trabajos romanos para evitar verse completamente encerrados, ataques que eran contestados por la caballería germana que volvió a probar su valía para mantener a los atacantes a raya. Tras dos semanas de trabajo, parte de la caballería gala pudo escapar de la ciudad por una de las secciones no finalizadas. César, previendo la llegada de tropas de refuerzo, mandó construir una segunda línea defensiva exterior protegiendo sus tropas. El nuevo perímetro era de 21 km, incluyendo cuatro campamentos de caballería. Esta serie de fortificaciones les protegería cuando las tropas de liberación galas llegasen: ahora eran sitiadores preparándose para ser sitiados.

Por estos tiempos, las condiciones de vida en Alesia iban empeorando cada vez más. Con los 80.000 soldados y la población local había demasiada gente dentro de la fortaleza para tan escasa comida.

A finales de septiembre las tropas galas, dirigidas por Commio, acudieron en refuerzo de los fortificados en Alesia, y atacaron las murallas exteriores de César. Vercingetórix ordenó un ataque simultáneo desde dentro. Sin embargo, ninguno de estos intentos tuvo éxito y a la puesta del sol la lucha había acabado. Al día siguiente, el ataque galo fue bajo la cobertura de la oscuridad de la noche, y lograron un mayor éxito que el día anterior. César se vio obligado a abandonar algunas secciones de sus líneas fortificadas. Sólo la rápida respuesta de la caballería, dirigida por Marco Antonio y Cayo Trebonio, salvó la situación. La pared interna también fue atacada, pero la presencia de trincheras, los campos plantados de "lirios" y de "ceppos", que los hombres de Vercingetórix tenían que llenar para avanzar, les retrasaron lo suficiente como para evitar la sorpresa. Para entonces, la situación del ejército romano también era difícil.

El día siguiente, el 2 de octubre, Vercasivellauno, un primo de Vercingetórix, lanzó un ataque masivo con 60.000 hombres, enfocado al punto débil de las fortificaciones romanas, que César había tratado de ocultar hasta entonces, pero que había sido descubierto por los galos. El área en cuestión era una zona con obstrucciones naturales en la que no se podía construir una muralla continua. El ataque se produjo combinando las fuerzas del exterior con las de la ciudad: Vercingetórix atacó desde todos los ángulos las fortificaciones interiores. César confió en la disciplina y valor de sus hombres, y ordenó mantener las líneas. Él personalmente recorrió el perímetro animando a sus legionarios.

Reconstrucción actual de las fortificaciones de Alesia.
Reconstrucción actual de las fortificaciones de Alesia.

La caballería de Labieno fue enviada a aguantar la defensa del área en donde se había localizado la brecha de las fortificaciones. César, con la presión incrementándose cada vez más, se vio obligado a contraatacar la ofensiva interna, y logró hacer retroceder a los hombres de Vercingetórix. Sin embargo, para entonces la sección defendida por Labieno se encontraba a punto de ceder. César tomó una medida desesperada, tomando 13 cohortes de caballería (unos 6.000 hombres) para atacar el ejército de reserva enemigo (unos 60.000) por la retaguardia. La acción sorprendió tanto a atacantes como a defensores.

Viendo a su general afrontar tan tremendo riesgo, los hombres de Labieno redoblaron sus esfuerzos. En las filas galas pronto empezó a cundir el pánico, y trataron de retirarse. Sin embargo, como solía ocurrir en la antigüedad, un ejército en retirada desorganizada es una presa fácil para la persecución de los vencedores, y los galos fueron masacrados. César anotó en sus Comentarios que sólo el hecho de que sus hombres estaban completamente exhaustos salvó a los galos de la completa aniquilación.

En Alesia, Vercingetórix fue testigo de la derrota del ejército exterior. Enfrentándose tanto al hambre como a la moral, se vió obligado a rendirse sin una última batalla. Al día siguiente, el líder galo presentó sus armas a Julio César, poniendo fin al asedio de Alesia y a la conquista romana de la Galia.

lunes, 13 de octubre de 2008

Reaprendiendo a dibujar cerámica


Estos días estoy reiniciando una faceta que tenía muy olvidada y es la del dibujo de cerámica arqueológica. Estoy centrándome en los fondos y en las asas. Ya iré contando como sigue la cosa porque de momento los fondos van bien pero lo que es las asas buffff